domingo, 18 de noviembre de 2012

La Meditación Zen, ¿“lava más blanco”?

Foto: "Zen". Ed. Albin Michel, Paris

Empresas, entidades deportivas, think tanks usan con mayor frecuencia en España la asesoría de equipos que les ayuden a afrontar sus retos. Unos aplican métodos de yoga, otros de coaching, meditación, mindfulness, psicología aplicada, gestalt… Pero ¿cuál es el método más efectivo? Parafraseando un viejo anuncio publicitario: ¿Cuál lava más blanco la ropa?


Si se analizan bien los distintos métodos, se verá que más o menos todos poseen denominadores comunes: hacer crecer las personas, aportar calma, concentración en el momento presente… 


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Si entendemos que un proceso o una práctica espiritual pueden ser útiles para una gestión empresarial, ya es importante. Por tanto, primera premisa: a quien le funcione alguno de dichos métodos, ¡que no lo abandone! Las personas somos distintas y, ante estímulos similares, podemos reaccionar de forma distinta. Si hallas algo bueno, hay que conservarlo como un preciado tesoro. 

Entonces, ¿por qué defender la meditación zen? ¡Si viene a ser lo mismo! No, no es lo mismo. No todas las prácticas son lo mismo, de la misma a manera que una empresa de automoción no es lo mismo que una de detergentes aunque unas y otras sean empresas, ¿verdad?

La meditación Zen no tiene por finalidad ni relajar a la persona como el Yoga, ni extraerle su potencial para que uno desarrolle su talento como pretende el coaching, ni tiene por objeto indagar en el porqué de sus miedos y frustraciones como haría la psicología. Evidentemente, si se padece una afección psicológica, lo que hay que hacer es tratar eso en primer lugar. Si uno se rompe una pierna es imposible que lo hagas correr hasta que no cure. Meditar no excluye otros procesos, a veces necesarios, que deben transcurrir en paralelo

"Cuando buscamos la raíz, obtenemos el sentido. 

Cuando buscamos resultados, perdemos la razón" 

Estos versos los escribió el maestro budista zen Sosán en el siglo VI, y son la esencia de lo que pretendo decir: la meditación Zen va a la raíz de todo, que es nuestro interior más íntimo, a las creaciones de nuestra mente, a la formación de nuestros pensamientos, y que es lo que realmente lastra o proyecta nuestra real naturaleza. 

Qué aporta la meditación zen que no aporten otros métodos 

La meditación Zen es un entrenamiento de la mente. Todo el mundo entiende que conviene hacer deporte para poner a tono nuestros músculos. ¿Y nuestra mente? ¿Por qué no nos preocupamos en ponerla a tono? 

Si aplicamos la meditación Zen, ésta va a favorecer unos procesos interiores que van a desarrollar un pleno potencial mental [y eso no lo digo yo, hay estudios científicos que los demuestran]. Es proceso es muy simple. Sólo sentarse. En un estado mental de dejar pasar los pensamientos. Sin perseguir ningún objetivo ni beneficio. Y, ¡zas!, entonces resulta que calmando el cuerpo y la mente, y desistiendo de toda ganancia, paradógicamente obtenemos: 

- Un encuentro íntimo con el verdadero espíritu de la persona (desbloqueo emocional)

- Una mayor consciencia del momento presente: cómo vivo, cómo trabajo…

- Un despertar de nuestra parte más intuitiva y creativa 

La meditación no es un método dirigista. No hay gurú que diga a la persona lo que tiene que hacer o pensar, sólo un instructor que ayuda al practicante, ya que es la misma persona quien lo descubre por sí misma. Y eso es la fuerza transformadora de la meditación Zen: permite que la transformación se asiente en lo más íntimo de la persona. Y no hay hierro más duro de doblegar que la propia voluntad. 

Con la meditación Zen se desencadena en la persona un proceso interior liberador íntimo que conduce a una mejor vida personal. ¿Y una empresa o un equipo que gana con ello?: unos empleados más satisfechos, porqué están mejor realizados como personas. 

Ignoro si tras un proceso de meditación, el empleado se volverá más contestatario y reivindicativo o más dócil. Eso ya depende de la persona en sí. Eso ya es psicología. Pero, en todo caso, entiendo que un empresario no desee empleados “problemáticos”. ¿Pero acaso un empleado que no rinde, que es incapaz de ser proactivo, creativo o de crear equipo no es un problema para la empresa? ¿De qué le sirve al empresario un empleado que sólo le adula el ego pero que se escabulle de sus responsabilidades? ¿Qué diferencia un amigo de quien dice serlo? Pues que un amigo siempre te dice la verdad, te guste o no te guste, y conocer esa verdad es lo que realmente ayuda a que te superes y mejores. 

En resumen. Con la meditación haremos mejores personas, y siendo mejores personas serán mejores empleados. Como decía sabiamente el maestro Sekito en el siglo VIII: 

"Según son las raíces, se expanden las hojas. 

El tronco y las ramas comparten la esencia" 

Josep Manuel Campillo 
Director de Training To Rise



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