miércoles, 16 de abril de 2014

El valor de unas monjas con valores

Unas mujeres discretas se hacen cada vez más visibles. Unas monjas nos llaman la atención con un mensaje de valores. Hoy en día no hay nada más revolucionario que esto en un mundo como el actual que prácticamente los ha abandonado, y que sin ellos hace de la mentira el programa político de los partidos y los gobiernos, de la avidez la el programa económico de los bancos y las grandes corporaciones, y del deseo programa vital de la gente común.

El mundo está en crisis porqué le faltan valores que defender. Las religiones no han cumplido con su papel esencial, el de agitadoras de las conciencias. Se han conformado con interpretar el sambenito que les asignó Lenin: de opio del pueblo. Me parece agua de mayo la aparición de esas nuevas monjas católicas capaces de propinar un bastonazo a nuestras conciencias con su “¡ya basta!”. Tal como una madre lo dice a su hijo, después de tensa paciencia.

Teresa Forcades. Lucía Caram
La monja Teresa de Calcuta conmovió a todo el mundo con su piedad. Y muchas como ellas. Pero eso es lo “tradicional”, lo que se espera en una monja comprometida con su ideal. Pero es que las monjas de cuales hablo ponen de vuelta y media a las multinacionales farmacéuticas, dicen pestes del PP y de Rajoy, anatemizan los bancos que desahucian a gentes de sus casas sin piedad alguna, que piden una banca ética, un reparto equitativo de la riqueza y un amparo de los excluidos… y además, catalanistas independentistas. Básicamente, me refiero a Teresa Forcades y a Lucía Caram. Me declaro su admirador.

Una entrevistadora le decía a Lucía Caram que oyéndola se reconciliaba con la religión. Yo creo que hay que reconciliarse con los valores que todos hemos ladeado. Las religiones se construyen con los valores de hombres y mujeres. Y las sociedades. Y las familias. Y uno mismo se construye con un valor tan simple como haz el bien y no hagas el mal.

Lo religioso nace de nuestro propio interior. Ni nace, ni muere con nosotros. Ya era, y seguirá siendo. Religión no es una jerarquía a la que hay que rendir ciega obediencia. Religión es escuchar la enseñanza de los grandes maestros de hombres y de mujeres… ¡y seguirla! Caram insistía a la periodista que a ella sólo la guiaba la enseñanza de Jesús de Nazaret. Ahí está la esencia.

La enseñanza de su Maestro la pregonan con sus hábitos grises o blancos para que nadie se llame a confusión de quiénes son, en qué creen y a qué causa se entregan. Me recuerdan a las jóvenes musulmanas que en Europa insisten en llevar el chador en clase. Es su identidad íntima. La bandera de sus valores. Quizá ahora las entendamos mejor y no las sigamos considerando sometidas al machismo islámico. De machismo, como de fundamentalismo, lo hay en todas las religiones que imitan a los poderes mundanos y que hacen de la jerarquía y el sometimiento a los demás su razón de existir.



Ser religioso es aprender a poner los valores como barricada ante los abusos y afrentas de tanto aprovechado aforado e inmune. ¡Ya basta!

Para defender los valores hay que poseer valor. Y esa es la razón por la que la voz de esas monjas es la de los desheredados de esta opulencia de cartón-piedra. Su determinación es el látigo contra lo inicuo. Su moral es el bálsamo para la angustia de los desesperanzados. Su enseñanza: recordar lo que realmente somos y no lo que nos hacen creer que tenemos que ser.

Espero que el celo, o recelo, de ningún obispo celoso ni la prudencia, o imprudencia, de ningún Papa les ordene cerrar la boca aludiendo a su voto de obediencia. Sería la derrota de los pobres, los desconsolados y los humillados.

Josep Manuel Campillo



ENLACES

Entrevista a Lucía Caram en Telecinco

Entrevista a Teresa Forcades en TV3


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